"-¿No sabes que los leones no comen caramelos? -le preguntó.
Óscar se sonrojó.
-Pensé que los leones de Correos serían distintos -dijo.
El hombre se reía tanto que parecía no terminar nunca.
-¿Sabes una cosa? -le preguntó-. Hace muchos años , cuando yo era joven, había otro niño que también le daba caramelos al león. Hablé con él, lo traje aquí y me dijo exactamente lo mismo.
Óscar se quedó pensando si el empleado de Correos le tomaba el pelo.
(...) Aquella noche, con el pijama puesto, papá empezó a mirar detrás de las puertas, buscando a la criatura de la noche. (...)
-Se me pasó el miedo, papá. (...) Sé que la criatura de la noche no existe y que el león de Correos no puede morderme.
-Es curioso que me digas eso -comentó papá-. Cuando yo era pequeño, tenía mucho miedo de ese mismo león. ¿Sabes lo que le hacía?"
Óscar se sonrojó.
-Pensé que los leones de Correos serían distintos -dijo.
El hombre se reía tanto que parecía no terminar nunca.
-¿Sabes una cosa? -le preguntó-. Hace muchos años , cuando yo era joven, había otro niño que también le daba caramelos al león. Hablé con él, lo traje aquí y me dijo exactamente lo mismo.
Óscar se quedó pensando si el empleado de Correos le tomaba el pelo.
(...) Aquella noche, con el pijama puesto, papá empezó a mirar detrás de las puertas, buscando a la criatura de la noche. (...)
-Se me pasó el miedo, papá. (...) Sé que la criatura de la noche no existe y que el león de Correos no puede morderme.
-Es curioso que me digas eso -comentó papá-. Cuando yo era pequeño, tenía mucho miedo de ese mismo león. ¿Sabes lo que le hacía?"
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